"Recuerda mirar las estrellas, no a tus pies"
Me entristeció enormemente la triste desaparición de Stephen Hawking esta semana, pero no solo por su vida, sino también por su maravilloso enfoque y su capacidad de vivirlo al máximo en lo que la mayoría de nosotros consideraríamos circunstancias terriblemente difíciles.
Probablemente todos conocen su historia. Diagnosticado con la enfermedad de la neurona motora en 1964 a la tierna edad de 22 años le dieron solo dos años de vida. Pero a pesar de eso, pasó no solo a vivir una vida personal plena y productiva, sino que también se convirtió en una figura familiar en el mundo de la ciencia, y publicó un best-seller: "Breve historia del tiempo". Hasta el día de hoy "Breve historia del tiempo" sigue siendo un elemento básico del canon científico, y su lenguaje sucinto y claro continúa introduciendo a millones de personas en el universo y sus maravillas, ¡incluso yo comprendí la mitad de él!
Él fue quizá el más famoso por su intento de descubrir o identificar un conjunto de reglas que mantienen unida a toda la ciencia, una ley de todo. "Este conjunto completo de leyes puede darnos las respuestas a preguntas sobre cómo comenzó el universo", dijo él. "¿A dónde va y tendrá un final? Si es así, ¿cómo terminará? Si encontramos las respuestas a estas preguntas, realmente conoceremos la mente de Dios". Era famoso por su extraordinaria capacidad de imaginar soluciones científicas sin cálculos ni experimentos.
Reflexionar y mucho menos responder preguntas de esta escala requiere que cualquier mente descarte cualquier libro de reglas y piense en un plano diferente.
"Ser curioso"
Generar el mejor resultado posible para todos en la mesa de negociaciones requiere este elemento que inicialmente no se puede esperar: creatividad. Eso requiere pensar 'fuera de la caja' y encontrar soluciones nuevas y distintivas para los temas en cuestión.
A menudo la gente ve la negociación como un juego de suma cero, para que yo pueda obtener lo que quiero, tengo que conseguir que el otro lado renuncie a su parte. Ahora eso puede funcionar en un sentido transaccional simple. ¿De verdad me importa si la compañía de la que intento comprar un televisor obtiene un peor acuerdo? Realmente no.
Pero la realidad es que en muchos escenarios de negociación el cliente o proveedor con el que estoy tratando hoy, tal vez un socio a largo plazo, y cuanto más efectivamente podemos trabajar juntos a largo plazo, mejor para mí. El pensamiento creativo sobre dónde se encuentra el valor puede ayudar enormemente en este proceso antes de que tengamos la discusión inevitable sobre cómo se atribuye ese valor.
"La inteligencia es la capacidad de adaptarse al cambio"
En cualquier negociación, una vez que las verdaderas necesidades han sido descubiertas para ambas partes, una opción es involucrar a la otra parte en una búsqueda cooperativa de opciones creativas que conduzcan a mejoras mutuas.
Esto requiere confianza, apertura y lo más importante de todo pensamiento creativo.
Puede que no cree una nueva forma de pensar acerca del universo, sino que puede ayudarte a crear un mejor acuerdo.
(Citas proporcionadas por él mismo, y palabras sabias para el negociador. No tenga miedo de apuntar alto, tenga curiosidad sobre qué y por qué la gente le pide cosas y sea flexible para adaptarse a las nuevas soluciones si se necesita un cambio. Descansa en paz Stephen Hawking)