En realidad, no se puede arreglar esto.
Antes del reciente referéndum sobre el Breixit, hubo una negociación entre David Cameron, el primer ministro del Reino Unido y Jean-Claude Juncker, el ex primer ministro de Luxemburgo y actual comisionado de la Unión Europea.
Cameron, un hombre muy brillante, pero con una experiencia en negociación limitada, tuvo una discusión con Juncker, un hombre muy brillante, pero con una experiencia de negociación limitada. Sus carreras han sido muy similares – empezaron como ayudantes parlamentarios, seguido por el mundo comercial, en el caso de Cameron, trabajando para Carlton Comunicaciones, seguido de una elección como parlamentarios de sus respectivos países. Juncker estudio derecho, pero nunca ejerció. Ninguno había tenido una exposición al tira y afloja de una negociación comercial, a veces quisiera que nuestros políticos tuvieran más experiencia, pero no la tienen.
Así que Cameron, que había hecho pública – no es una buena idea ser público antes de una negociación – la idea de cómo quería que fuera el acuerdo que quería conseguir. Por otra parte, Juncker, un federalista convencido que tenía poco tiempo para Cameron – estuvo en contra del nombramiento de Juncker para ser comisionado – o Gran Bretaña, esperaba en su madriguera que la batalla empezara.
Ambos son políticos que han llegado a la parte superior de sus respectivos árboles; que están rodeados de personas con antecedentes similares, opiniones y filosofía. Están al mando; no están acostumbrados a retroceder, aunque para ser justos, Cameron tuvo que comprometerse con sus socios de la coalición, los demócratas Liberales, durante cuatro años. De todos modos, Cameron llegó con arrogancia y Juncker estaba preparado.
Cualquier negociador hábil le diría que es necesario darle a la otra parte la capacidad para de volver a su organización con suficiente munición para reclamar la victoria y que sea lo más fácil para ellos vender el acuerdo dentro de su organización – o en este caso, de su país. El acuerdo que Cameron trajo ha sido comparado, algo cruelmente a la hoja de ruta que Chamberlain trajo de su reunión con Hitler. Su contenido no era lo suficientemente bueno para ser vendido a un medio británico escéptico (zona entre Londres e Irlanda del norte sobre al agua y Escocia al norte de su frontera). Juncker se mostró indiferente al día siguiente; sintió que gano la batalla. Tal vez lo hubiera hecho, pero me pregunto si él ha perdido la guerra; el hecho de que Gran Bretaña pronto abandonará la UE ya ha alertado a otras personas descontentas que podrían hacer lo mismo. ¿Está presidiendo la agonía de lo que antes era un bloque comercial? Caso clásico de “perder-perder”.
¿Qué sucede mientras tanto? Aparentemente sin la oposición, los conservadores elegirán a un nuevo primer ministro que, en algún momento, hara efectivo el Articulo 50 y el Reino Unido y Europa, empezarán quizá las negociaciones más difíciles y complejas que jamás hayan realizado. Estas negociaciones se llevarán a cabo por los políticos al igual que Juncker y Cameron, ayudados por funcionarios no elegidos. Un momento; ¿no era de lo que se quejaban los partidarios del Breixit?
Como digo yo, no podrían hacer las paces.
Robin Coplan