El equipo de Gran Bretaña, llego el pasado martes al aeropuerto de Heathrow, haciendo sonar sus decenas de medallas, en el vuelo número BA2016, un 747 de la British Airways repintado con una nariz de oro y el nombre “Victorius”. Los mejores resultados olímpicos de estas gloriosas islas desde hace más de un siglo.
Quedar en segundo lugar en la tabla de medallas es brillante, pero para ser honesto, no debe causar tanta sorpresa. Me pregunto si no es el pesimismo típico de los británicos; nos gusta perder, o quedarnos cortos y uno de los peores insultos que se le puede hacer al Reino Unido es decirle a alguien, que piensa mucho en sí mismo. Jason Kenny es uno, precisamente porque no quiere ser uno de ellos.
El éxito de Río ha sido un número de factores, algunos de los cuales estaban fuera de nuestro control (los rusos y sus problemas con la droga) pero muchos de ellos por completo – sin piedad incluso – en su interior.
Tras la debacle de GB en Atlanta, donde ganamos sólo 1 medalla de oro, de la manera que el deporte ha sido financiado, gestionado y apoyado ha sido modificado de manera fundamental. No se equivoque: esto es una decisión estratégica que nos ha llevado a donde estamos hoy. Se señala el camino hacia un futuro más brillante que nos lleva, a través de diversos campeonatos del mundo, de Europa y los juegos de las Commonwealth de2018 hasta Tokyo 2020. Mira a todos esos jóvenes ganadores y que llegan con la tercer y cuarto puesto en Río.
Tenemos mucho que agradecer a John Major. Fuen en su gobierno donde se hizo el foco, en parte impulsado por la lotería nacional, en ganar como principal prioridad. Con el fin de ganar, se ha tenido que reconocer que existen ciertos deportes donde hay más posibilidad de ganar que en otros, por lo que el esfuerzo debe ser puesto en estos deportes.
Algunos han tenido duras palabras para el enfoque de la Gran Bretaña, “ningún compromiso” con la financiación, que asigna dinero a los deportes con una posibilidad real de medalla, y al mismo tiempo niegan el apoyo a los deportes con menos éxito en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012.
Pero la realidad es que todos tenemos que tomar decisiones sobre nuestras prioridades todos los días de nuestra vida personal y comercial. ¿Dónde conseguiré la mejor diferencia? ¿Cuáles son mis objetivos? ¿Cómo me gustaría que fuera mi vida en cuatro años? ¿Giro a la derecha o a la izquierda? ¿Cómo me voy a preparar mi negocio para ponerlo en la mejor situación para alcanzar mis objetivos?
Sin la claridad de enfoque, con frecuencia terminamos en confusión y desorden, a veces a la entera disposición de los demás y no impulsamos nuestros propios criterios y controlamos nuestro propio destino.
Este enfoque podría dar lugar a algunos de los objetivos que tiene que ser dados de baja o, quizá mejor, negociado fuera de la mesa a cambio de conseguir lo que realmente se quiere. Esto puede ser un precio a pagar si el oro realmente está a su alcance.
Alan Smith