Un punto relativamente pequeño y parroquial de esta semana, pero que ilustra que las oportunidades para negociar abundan. Un acuerdo puede mejorar su posición en cualquier aspecto de la vida.
He estado trabajando en los EE.UU. esta semana y volamos a JFK el lunes; el martes empezaba el trabajo. Reservé en un pequeño hotel justo al lado de Broadway.
New York está 5 horas detrás de la hora del Reino Unido, por lo que alrededor de las 21:00 horas (2 de la mañana de mi reloj interno) decidí acostarme.
Encendí la TV para hacer un poco de tiempo y nada. Imagen intermitente y no había sonido. Una llamada a recepción. Un golpe en la puerta.
El técnico logró arreglar la televisión. Problema resuelto.
Después de un par de horas de sueño irregular, me despierto a las 4 de la mañana, hora local, aturdido y de mal humor.
Enciendo el televisor. Nada. Problema de espalda.
Se me pasó por la mente llamar de nuevo al técnico. Pero eran las 4 de la mañana. Una de mis prioridades cuando me quedo en un hotel con posibilidad de Jet Lag, es tener un sistema de entretenimiento decente.
Esa misma mañana en recepción les informo sobre el problema.
Ellos sabiamente se disculparon y me preguntaron que podían hacer para solucionar el problema que habían creado. Una gran pregunta.
Muy tentador si tienes un par de años y te quejas, no poder dormir hace que cualquiera este de mal humor, pero me resistí. También me di cuenta de una oportunidad de negocio. Hice una propuesta: si me cambian a una habitación mejor y me dan una película gratis – eso haría que el problema desaparezca. Trato hecho.
La realidad es que las cosas en la vida salen mal. Se cometen errores. Las cosas se rompen. Los cambios crean problemas. Pegar un gran grito es una opción, pero teda muy poco, aparte del placer de hacer a otra persona infeliz y un bien aumente en la presión arterial.
Si usted tiene una queja haga una propuesta para mejorar su posición. Solo podrá mejorar.
Alan Smith