La semana pasada parecía que la política ensombrecía la Copa Mundial de la FIFA. Las acusaciones de escándalo financiero que implican la selección de Qatar como sede de la competición de 2022, y los comentarios adversos sobre la posibilidad de reelección del suizo Joseph Blatter de 78 años de edad, como presidente de la FIFA, han hecho insignificante las noticias sobre el fútbol real. Hasta que el fútbol comenzó realmente, después de lo cual el escandalo se desvaneció.
Una situación similar ocurrió hace seis meses antes de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi. Los terroristas amenazaron con volar los Juegos y activistas del LGBT, intentaron llamar la atención sobre el abuso de los derechos humanos en Rusia. Pero después de la ceremonia de apertura, una vez iniciado el esquí y el trineo, solo hubo deporte, deporte y más deporte.
¿Es la politiquería sólo un espectáculo? Podría decirse que no. Si se cuenta el tamaño de las columnas, el evento real gana, pero si cuentas los meses durante los cuales las campañas políticas dominan los titulares, y los comparas con las tres semanas de fútbol, se empieza a entender por qué los activistas son tan activos.
Estos son ejemplos de la eficacia del acto secundario – la teoría de que las protestas unidas a un gran evento recibirán una cantidad desproporcionada de publicidad y, por tanto, serán particularmente beneficiosas para los manifestantes.
Estos actos secundarios se producen también en situaciones comerciales. Hace exactamente un año Pablo Flores, un ministro metodista de 64 años y ex concejal de trabajo, renunció al cargo de Presidente de una buena considerada institución financiera del Reino Unido, el banco Cooperativo, justo antes que el banco anunciara que tenía un déficit de capital de £1.5 mil millones. El Banco fue propiedad de ciento de miles de personas comunes y corrientes que pertenecían al movimiento cooperativo del trabajo. Aunque el Sr. Flores no estaba calificado para ser el presidente de un banco, y sus incapacidades, sin duda, contribuyeron a la mala gobernanza en este caso, los principales problemas que se encontraron posteriormente, provenían de la forma extraña y arcana de como los miembros de la junta del banco fueron elegidos por las oficinas regionales de las cooperativas.
Para financiar el déficit del banco, se tuvo que negociar un paquete de rescate con un grupo de fondos de cobertura, que tomaron de manera efectiva participación mayoritaria. Durante las negociaciones de rescate hacia el final de 2013, apareció un video del Sr. Flores sentado en un coche, acordando la compra de cocaína y metanfetamina. Poco después se supo que el Sr Flores había estado involucrado en la represión de las acusaciones de pedofilia de sus colegas políticos, como el diputado liberal Cyril Smith. Y luego de que en un ordenador que era propiedad de una institución pública, fuera encontrada fotografías indecentes almacenadas en su disco duro.
El Sr Flores renunció o fue retirado de muchas de las organizaciones políticas y de caridad en las que había estado asociado. Cada revelación de él se publicó en la prensa de una manera sensacionalista, distrayendo la atención de las malas noticias sobre el Banco que había precedido, y en particular, anulando realmente las críticas de los miembros de las cooperativas que estaban horrorizadas por la nefasta gestión del Banco.
¿Coincidencia, o un espectáculo fabricado deliberadamente? Creo que este fue un ejemplo de la utilización del escándalo asociado marginalmente, para cubrir los detalles de lo que habría sido unas negociaciones y juicios difíciles, y para desviar la atención de las verdaderas responsabilidades de la junta del banco. Tal vez esto facilitó un acuerdo de rescate que de otro modo podrían haber fallado en detrimento de la reputación del sistema bancario del Reino Unido. Pero también crea una cortina de humo que protegía otros culpables.
Por supuesto, no estoy sugiriendo que el fútbol es una cortina de humo fabricado para enmascarar los problemas políticos de la FIFA. Pero ayudará, sin embargo, para que estas controversias se marchiten. Tal vez la teoría del acto secundario sea defectuosa después de todo.
Stephen White