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Haría Cualquier Cosa Por Amor

Alan Smith

El día de San Valentín ya ha pasado. Las rosas rojas se marchitan en un florero junto a la ventana. El corcho del champagne detrás del libro, en la balda superior de la librería donde aterrizo, y donde quizá se quede hasta la próxima mudanza.

Las promesas hechas en el calor de la noche, vagamente recordadas. Incluyendo la promesa de reparar la gotera de la ducha (apuesto que no se esperaba una promesa tan vulgar) antes que la familia venga a casa para semana santa.

El problema de actuar en el calor del momento, puede convertirse en un duro golpe en la fría luz del día, como nuestro David Cameron, el primer ministro británico, quien puede darse cuenta de su coste.

Los británicos están mojados. Algo que muchos de nuestros amigos en el extranjero llevan sospechando desde hace mucho tiempo.

Pero esta vez lo digo literalmente, no en sentido figurado. Muestran estoy sentado en mi oficina todo lo que puedo oír por encima del sonido de la lluvia, es el aullido del viento, atormentando a los pocos arboles que aún quedan en pie en mi jardín. La mitad del país parece estar bajo el agua, los ríos se desbordan y el nivel freático ha subido 20 metros en algunas zonas densamente pobladas del país.

El presidente del gobierno, bajo una considerable y creciente presión pública dijo que el dinero no seria un problema para hacer frente al alivio de las inundaciones en todas las zonas afectadas del Reino Unido.

“Todo el dinero que sea necesario, vamos a gastarlo”.

Estaba interesado en escuchar esto en particular, contra el telón de fondo de otra noticia esta semana de la Agencia de Medio Ambiente, diciendo que el gasto limitado tuvo que ser priorizado. De hecho se habían fijado un principio rector, de que cualquier gasto contra las inundaciones tendría que mostrar un retorno de ocho veces la inversión. Afirmaron esto como una de las razones por la que la actividad en las regiones densamente pobladas alrededor de Londres era superior en comparación con algunas de las zonas más remotas de Somerset.

Va a ser muy difícil (Cameron ya estaba dando marcho atrás en las noticias al día siguiente de su promesa), tanto para el gobierno y el organismo ambiental, seguir este principio rector, cuando se compara con las extravagantes afirmaciones del Primer Ministro. Y ahí esta el problema. No estoy sugiriendo que los principales desastres deben ser ignorados en favor de otros ideales, estoy diciendo que actuar en el momento puede tener implicaciones sociales, políticas y hasta financieras. Operar dentro de las estrictas directrices y resaltando aquellas ocasiones en que estamos preparados para operar fuera de ella durante un tiempo limitado y especifico, tendrá que ser clara y especifica.

Los principios rectores deben hacer exactamente eso, deben guiar nuestras acciones nuestras acciones cuando nos enfrentamos a circunstancias “normales”. Actúan como barómetros útiles que permiten medir lo que hacemos. Pero hay que reconocer que deben ser probados en extremos.

Para mi y para la gotera de mi ducha, estoy intentando que mis principios rectores de no realizar ningún trabajo de bricolaje o gastar en exceso en el primer trimestre del año, me saquen del problema.

Haría cualquier cosa por amor, pero no haría eso.

No tengo muchas esperanzas, y con razón.

 

Alan Smith

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