Me he quedado patidifuso esta semana ante la firmeza de una anciana señora galesa frente a las presiones de grandes compañías multinacionales. Desde luego, uno se da cuenta de lo difícil que es implicar a la otra parte cuando ésta no tiene ningún interés.
Explico un poco el contexto.
Aberystwyth es un pueblo pequeñito de la costa de Gales en el que el Ayuntamiento ha aprobado el desarrollo de un centro comercial, que incluirá tiendas de Tesco y de Marks and Spencer. El problema es que en el lugar elegido hay ya 12 viviendas.
La mayoría de los propietarios han llegado a un acuerdo, pero una señora ha dicho que no. Y un no es un no…
Le han ofrecido una prima del 60% sobre el precio. Y le han ofrecido también una vivienda nueva cerca del lugar.
La señora ha respondido que si quieren pueden construir el centro comercial en la pared de detrás de su casa, pero que ella no se va a mover.
Tesco y Marks and Spencer están siendo generosos y creativos para intentar llegar a un acuerdo pero, desgraciadamente, no han podido generar el interés suficiente en la otra parte para que la negociación pueda tener lugar. Ahora tendrán que ser o bien más generosos o todavía más creativos. Y cabe el riesgo de que los canales de comunicación entre las partes no sigan abiertos para poder hacerlo.
Por supuesto podrían intentar también recurrir a una autoridad superior. Y eso es precisamente lo que están haciendo. El ayuntamiento está barajando la posibilidad de una ejecución forzosa, en base a que el proyecto es de interés social para la comunidad por las posibilidades de creación de empleo e inversión.
Pero para ella, un no es uno.
Me pregunto si habrá algún motivo que le haría cambiar de opinión: y me pregunto si los promotores le habrán hecho esta pregunta directamente.
Me temo que esto va para largo.
Alan Smith