La permanente incógnita sobre qué es lo que comemos ha dado una nueva vuelta de tuerca ante el anuncio de Findus de retirar todas sus lasañas de ternera congeladas tras descubrirse que la ternera era en realidad caballo. Ya os oigo relinchar...
Es la última de una serie de alertas, como cuando se encontró carne de caballo en las hamburguesas de grandes almacenes del Reino Unido como Tesco, Iceland y Aldi. Tuvieron que ser retiradas de todas la tiendas con la consiguiente crisis de opinión pública.
El periodista Giles Coren del The Times tiene mucha razón cuando critica nuestra falta de comprensión sobre cómo funciona el sector de la comida rápida: "¿Qué creíamos que ponen en ella? ¿Ternera orgánica, criada al aire libre y alimentada con pastos frescos? ¿A un euro por docena?"
Tenemos lo que pagamos.
Estos casos demuestran las dificultades que surgen en cualquier relación comercial en la que lo único que importa son los precios y los costes. Si seguimos demandando precios más bajos, podemos llegar a sacrificios y compromisos de los que después tengamos que arrepentirnos.
Mi cita favorita en este campo se suele atribuir indiferentemente a los astronautas John Glenn o Alan Shepard. Los dos fueron inmortalizados en la película "Elegidos para la gloria".
Preguntados por cómo se sentían en un cohete a punto de despegar, se cuenta que uno de ellos dijo: "Da qué pensar el hecho de estar en el espacio sabiendo que la seguridad ha sido determinada por la oferta más baja en un concurso público".
Sospecho que será difícil mantener cerrada la puerta del establo...
Alan Smith