Cuando mis hijos eran mucho más jóvenes solíamos hacer siempre una broma. Les preguntaba, "¿qué hora es cuando un elefante se sienta en tu valla?"
Y ellos me respondían "es hora de cambiar la valla". El tiempo es, de hecho, la clave de todo.
La misma pregunta podría hacerse ahora con el mayor evento deportivo existente, que todavía sigue recibiendo alabanzas de todo el mundo (excepto de Francia, claro): me estoy refiriendo a los Juegos Olímpicos de Londres, que han sido considerados como de los mejores de la Historia.
Una de las razones principales por las que Londres fue elegida para celebrar los juegos, por delante de Singapur y París, fue la herencia que los juegos iban a dejar para la ciudad en el largo plazo.
El Primer Ministro David Cameron ya ha reaccionado al éxito de los Juegos prometiendo que no habrá recortes en la financiación de los deportes olímpicos al menos hasta los Río 2016. Los deportistas olímpicos británicos recibirán 125 millones de libras anuales para que puedan mantener el altísimo nivel demostrado en Londres.
Los niveles de participación en los diferentes deportes son muy elevados, lo que asegura que habrá presión suficiente para que la nueva generación de deportistas desarrolle su máximo potencial.
Para el negociador, escoger el momento adecuado es esencial para maximizar su poder de negociación. Cuando las estrella se alinean, uno debe aprovechar la oportunidad y realizar propuestas creíbles y adecuadas a esa circunstancia temporal.
Esta semana, el Times informaba de que los clubes de boxeo del Reino Unido tienen problemas financieros que limitarán su capacidad de recrear en Río los éxitos obtenidos en Londres. En una encuesta, clasificaron con un 4 sobre 10 la adecuación de la financiación a sus necesidades.
Si yo estuviese asesorando a los clubes, les diría que se sentasen en la valla del Gobierno lo antes posible, porque creo que las campanas sonarán, como espero que lo hagan sobre los "rings" de Río.
Alan Smith